Según van pasando los días y estoy más y más tiempo con los míos, me doy cuenta de que sus voces son las melodías de mi corazón. Las tengo guardadas por si en algún momento necesito rescatarlas y sonreir, pero no son como una bolsa de golosinas que se acaba, no, sus voces son infinitas, nunca se van a acabar, además, se recargan siempre que estoy con ellos y que sus risas y palabras llegan a mi corazón, cuando me miran y sin decir una sola palabra, les entiendo, los momentos en los que si uno de ellos está mal, te hace sentir tan triste que te pones igual que él o ella. Y esto es la amistad, el poder contar con su voz aunque no estén delante. Ellos son la alegría de mis días.
Y entonces, hasta cuando estoy sola, tengo las voces de todas esas preciosas y divertidas personitas grabadas en mi mente, acompañándome y velando por mi.
Gracias por todo.
Os quiero.
El atrapasueños.
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